viernes, 22 de marzo de 2013

EL KARMA DEL AEROPUERTO


Yo amaba los viejos aeropuertos, cuando subíamos a la terraza y agitábamos los pañuelos. Cuando el que se iba escuchaba nuestros gritos y nos regalaba el último saludo antes de subir al pájaro gigante.

Ahora, a falta de grandes despedidas, esperamos grandes recibimientos, con unas manos alzadas y agitándose entre la multitud.
Esperamos sonrisas, gritos de alegría.

En todos los viajes que hice, da igual de dónde llegue, espero lo mismo, pero arrastro un karma:
no me ven, no me reconocen, llegan tarde, están en otra parte de aeropuerto, se equivocan de horario, están en la izquierda y yo salgo por la derecha, están en la derecha y yo salgo por la izquierda...

No importa cuantos vayan, siempre me pasa.
La mayoría de las veces soy yo la que los busco.

Esta vez mi madre estaba en el medio, en primera fila, con una pancarta.
La tenía en alto.
Yo frené el carro y miré hacia todas partes hasta que la encontré.

Ella no me había reconocido.
 
 
 
 
 

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ese Karma que nos hace invisibles e imprevisibles desorientados.
Muy buen Post.
Abrazos.

Isabel Merino González dijo...

Aquí te esperamos siempre. No sólo en el aeropuerto, en cualquier calle, en una esquina del muelle uno, en una librería, en nuestra cocina, sobre todo en nuestra cocina. la pancarta, en la frente, invisible a la vista del resto, no a la tuya.

INTEGRAL DE MIM E DE MEU TEMPO ! dijo...

Andrea....en
Estoy a leerte....
Estoy encantado por la ternura que pones (así ??) las palabras.
Estoy ahora mismo a seguirte, mismo con todas las dificultades de comprender la lengua por más hermana que sea.
Me encaté por acá....
Un dulce besito brasileño!

Loli Pérez dijo...

Andrea, es tanto el rato que se pasa esperando, viendo caras anónimas pasar, que cuando tú llegas, cada vez más joven, con tus gafas y tu pelo recogido no te vemos!!!

Abrazos enormes

Andrea Vinci dijo...

No se preocupen, es algo que ya tengo asumido.