A
LAS ÓRDENES DEL VIENTO
Me
habría gustado ser discípula de Ícaro.
Hubiera
sido hermoso festejar
las bodas de Calixto
y Melibea.
Me
habría gustado ser
un hitita ante la reina Nefertati
el joven Werther en Río de Janeiro
la deslumbrante dama sevillana
por la que Don José
rechazó a Carmen.
Yo
quisiera haber sido el huerto del poeta
con su verde árbol y su pozo blanco
el inspector fiscal
con el que
conversara Maiakovski.
Me
habría gustado amarte. Te lo juro.
Sólo
que muchas veces la voluntad no basta.
Raquel
Lanseros
Helen Warner