Los emigrantes somos un 25% ilusión y un 25%
asombro.
El resto es pura añoranza.
«No se olvida un olor, como no se olvida un tacto,
no se olvida tampoco la última visión de las cosas, y esa memoria herida
protagoniza durante años los sueños del emigrante».
«El libro de los viajes equivocados» de Clara Obligado