Las paredes
esconden secretos.
En ese
pasillo de la Av. Chapultepec está el secreto mejor guardado:
LA LANGOSTA
VIEJA.
Sin cartel
que lo anuncie, el restaurante de mariscos y pescado está lejos de toda lógica,
en una casa-conventillo de Roma Norte, donde sólo falta que aparezca para atenderte
El Chavo del 8.