Busco en todos los supermercados aceite
de oliva virgen extra picual, para el desayuno del domingo, para mojar el pan,
como buscaba a las medialunas de grasa cuando vivía en España.
Por más que la etiqueta diga «Español» no
tiene el mismo color, ni el mismo aroma, ni el mismo gusto.
Eso para los que dicen que todo está globalizado.
4 comentarios:
Venta pa cá, que hay aceite de oliva del bueno para tí!!
Andrea, cuando vuelvas, quedamos un día para desayunar pan con aceite de oliva. Qué rico...
la mayoría de lo que aparece en la foto está comprado en España...
Soy también una adicta al aceite. Cuando viajo por Europa lo echo mucho en falta.
He leído tu recorrido de emigración y comprendo tu comentario en la novela Neuman.
Yo solo migré dentro de España y lo noto. ¿Enriquece? sí. Pero tiene un punto de tristeza y dureza para adaptarse a otra realidad que también cuenta. Pero de eso sabes tú mucho más que yo.
Un abrazo!!
Publicar un comentario